28.9.12

Yo sonrío, ¿tú no?


 Y entonces John la miró y se preguntó si había algo más frágil que su sonrisa. No, no creo que lo haya. Se quedó largo rato mirándola respirar suavemente a su lado. John la abrazó por detrás y hundió su cabeza en su larga melena rubia. Adoraba como su pelo estaba siempre (milagrosamente) liso, libre de enredos. Le acarició la cabeza y entonces acercó su mano a su nariz para olerla. Odio la vainilla pero adoro su olor. Lo sé, es muy raro dijo un día Lucía riéndose.
 John empezó a recordar la larga lista de rarezas de Lucía pero también recordó la (aún más) larga lista de porque la quería. De pronto, Lucía suspiró y sonrió al mismo tiempo. Estará soñando el mismo sueño de siempre se dijo John. Rosas lilas por todas partes y de en medio de todas ellas aparecía John con una azul, destacando, como siempre. Ese era el sueño que siempre, siempre tenía Lucía.
 Y volvió a sonreír. Lucía rara vez sonreía. John tenía comprobado que el 90% de sus sonrisas eran o gracias a él o hacia él. Y eso lo hacía sonreír a él también. Las sonrisas se gastan, John. Todos tenemos un número determinado de sonrisas en la vida. Por ejemplo: si has tenido una muy buena adolescencia y no has parado de sonreír, en tu vida adulta no lo harás más porque ya las habrás gastado todas. O también puede ser al revés. Mi vida cambió al conocerte, John así que quiero gastar todas mis sonrisas contigo. Esa fue la respuesta a la pregunta más difícil que John le hizo a Lucía: ¿por qué sonríes tan poco?
 John se dio la vuelta y miró el despertador. 08:13. Tres, dos, uno… Lucía se despertó. Quiso decir algo; quizá buenos días o tal vez ¿ya estás despierto? pero John la calló con un dulce beso.
-Mírame –hizo una pausa para que John la mirara a los ojos- estoy sonriendo todo el rato. Haces que sonría como una tonta y eso está mal. Harás que se me gasten las sonrisas antes de tiempo.
 Sonrió con una sonrisa que parecía sincera. Y realmente lo era.
-Te prometo que jamás se te gastarán las sonrisas. Siempre estaré ahí para hacerte cosquillas –le hizo cosquillas- o para robarte un beso y seguidamente sonreír en tu boca –le robó un beso y le sonrió en su boca–. Además, siempre te voy a querer sonrías o no.
 Porque tu sonrisa es la más frágil y la más verdadera que he visto nunca.



Gasta las sonrisas con quien verdaderamente valga la pena gastarlas.

''Once upon a time there was a boy who loved a girl, and her laughter was a question he wanted to spend his whole life answering.''
*Laura.

16.9.12

Espérame porque yo te estaré esperando.


Unos tímidos rayos de sol se asomaban por la ventana. Eran las 7 de la tarde y el cielo adoptó un tono anaranjado que recordaba a otoño. Sus rizos pelirrojos bailaban al ritmo del poco aire que entraba por la ventana. Sus mejillas pecosas se sonrojaron. Para Ariadna el otoño es la época del año que más le gusta.

 Dejó el libro que estaba leyendo sobre la cama y se asomó al pequeño balcón de su habitación. Inspiró fuertemente y pudo oler cómo los árboles se quedaban desnudos poco a poco. Las hojas marrones caían lentamente y, efectivamente, dentro de poco los árboles tiritarían de frío. Ariadna sonrió. El otoño era su estación favorita principalmente porque hacía un año habían pasado cosas maravillosas. Pero bueno, esa era otra historia.

 Volvió a entrar en su habitación. Estaba empezando a refrescar fuera. La calidez de las sábanas la envolvió como solía hacer Eric con ella. Abrió su libro por donde antes lo había dejado. ‘’Él inclinó la cabeza. Ivy habría reconocido el beso de Will con los ojos vendados, dulce, afectuoso, un beso que daba y que exigía. Conocía la curva de su labio superior, el lugar entre el cuello y el hombro donde solía descansar la cabeza, el hueco entre sus nudillos, que le gustaba reseguir con el dedo, y la forma en que su mano encajaba en la de él. Conocía y amaba esas cosas, en la misma medida que amaba el beso de Will.’’

 ''Oh, ¿Por qué todo me recuerda a él?'' pensó Ariadna. Sabía que contra más pensara en él más tardaría en llegar enero, el mes en que Eric volvía. Ariadna sonrió al ver la foto de ellos dos encima de su mesita de noche. Sus ojos medio verdes, medio marrones se iluminaron y centellaron al mismo tiempo. Lo echaba mucho de menos pero lo quería demasiado como para lamentarse de su ausencia. ''Espérame porque yo te estaré esperando'' se repetía una y otra vez las palabras de Eric para reconfortarse.

 Ariadna siguió su lectura entre recuerdo y recuerdo. Ariadna es una pelirroja peculiar. Es capaz de estructurar cada sonrisa y, si hay alguna que le gusta, sonríe ella también. También tiene la habilidad de recordar un olor para siempre. Es especialista en disfrutar los pequeños, pequeñísimos momentos y revivirlos en su mente una y otra vez. Ariadna es una chica pecosa y pelirroja. Tiene algo, no sé el qué, que la hace preciosa y especial a la vez. Ariadna es una persona feliz y, está demostrado: las personas que son felices tienen algo que atraen a la gente. Algo mágico, quizá. 


¡Ya somos más de 200 seguidores! Gracias por ser fieles al blog y por todo el cariño que he recibido durante este largo año en blogger. Sin vosotros esto no tendría sentido.

''Please don't tell me that I'm dreaming.''
*Laura.

8.9.12

Has vuelto a entrar en mi vida de puntillas.



Y entonces entraste y saliste de mi vida a la velocidad de la luz. Te paraste un instante y te pude reconocer. ¡Cómo olvidar esa sonrisa torcida y esa mirada que no expresa nada! Sin duda me eres indiferente, como ya habrás podido notar. Pero pude percibir que se asomaba un poco de nerviosismo en tu mirada. Tus manos sudaban y tu mirada recorría cada rincón de la habitación. Adoptaste una postura de serenidad casi creíble y fuiste a la carga. Hablas, hablas sin parar y, entonces, dices algo que me deja sorprendida. ‘’Como aquel día, ¿te acuerdas?’’ Una oleada de recuerdos acude a mi mente. Todo un mes se me aparece ante mí y sí, no puedo evitar sonreír. Pero, qué más da. Desvías la conversación hacia otra parte y empiezo a irme lejos. No quiero saber más de ti, lo único que sabes hacer es abrir la boca para hacer daño. Tu mirada confunde, tus labios enamoran pero sé que yo no voy a volver a caer en la misma trampa. Este es un juego donde sabes que vas a ganar antes de empezar, no tiene sentido seguir jugando. Me retiro de la partida y te digo que si algún día nos volvemos a encontrar te preguntaré que tal estás. Lo que no sabes es que yo también sé mentir y que tu presencia ahora tan sólo es el recuerdo de alguien que fue importante pero que ya no lo es. No me has desconcertado del todo pero tu suave brisa recorre mi mejilla queriéndose quedar. 


Nadie me quitará la sonrisa. He decidido ser feliz y estoy contenta con mi decisión. 
*Laura.