30.4.13

Mi felicidad es sólo mía.



Miro al cielo y sigo teniendo cara de tonta. Tranquilo, ninguna de las veces anteriores ha sido por ti y, ésta, no va a ser menos. Me acabo de dar cuenta de que es por mí. Mi sonrisa no pertenece ni depende de nadie. Mi felicidad es sólo mía. Hay alguna nube en el cielo pero sé que están aquí para dar paso a un azul e infinito cielo. Suena música por todas partes pero sólo una melodía me queda grabada en mí. ‘Here comes the sun’. No sé de qué me suena pero la canto. Ha salido el sol y el infinito cielo azul quiere que baile sobre él. Infinito. Me gusta esa palabra. Pero no el infinito de ‘para siempre’, no. Su sonrisa infinita, mi felicidad infinita, el brillo del mar infinito… ¡Ah! ¿no te lo he dicho? Nuevas historias han comenzado y sé que a mi imaginación le faltan muchas historias nuevas que crear. Quizás no es como yo me lo esperaba pero, la gente, suele entrar sin permiso, sin esperar un ‘no, no puedes pasar’. Hay determinados momentos en la vida en los que sientes que, si cambiaras algo, por muy pequeño que fuera el cambio, esos momentos dejarían de ser mágicos. Hay determinados momentos en los que sientes que nada ni nadie podría hacerte más feliz de lo que ya eres. Pero, toda esa magia, toda esa felicidad la he creado yo. Nadie ha tenido que pasar enfrente mío para que sintiera mágicas mariposas revoloteando por mi estómago ni nadie ha tenido que contarme un chiste malo para que me ría. He sido yo. Una suave brisa acaricia mi pelo y sé adónde me quiere llevar: la llaman felicidad infinita y creo que me quedaré ahí un buen rato. 


Cada amanecer es la promesa de nuevas sonrisas. Y ahora sé que todos las convertimos en magia al recordar un momento feliz. 
*Laura

13.4.13

Sonríe.


En un intento de que la gente sonriera más, de que se miraran a los ojos lo unos a los otros, y de que se apreciaran más los gestos y/o las caricias, el gobierno dirigido por Christie Nothing, ha decidido que solamente se podrán utilizar 167 palabras por día.

Sinceramente, confío en nuestra presidenta, sé que lo ha hecho para que todos seamos un poco más felices y para que haya más sonrisas en este mundo porque, sinceramente, hacen falta. No hago nada más que ver gente triste por todos lados y eso debe cambiar.

La verdad es que me estoy adaptando muy bien a este nuevo cambio. Cada mañana, para saludar a mi hermano pequeño, en vez de decir ‘buenos días, pequeñín’ le doy un besazo enorme en la frente y él ya sabe lo que le quiero decir. En vez de decirle a mi abuela lo buena que estaba la comida, le doy un fuerte abrazo y, automáticamente, ella sabe lo que significa.

Cuando suena el teléfono me lo acerco a mi oreja sin decir ‘hola’. Cuando voy a cualquier restaurante, solamente señalo a los macarrones. Nada más. No quiero malgastar mis palabras con palabras sin sentido. Cuando mi mejor amiga me explica cualquier desengaño amoroso que ha tenido (muy breve y muy resumido) me mira a los ojos, la miro a los ojos y ella, estructurando mi mirada, puede notar mi ‘lo siento mucho’ seguido de un fuerte abrazo.

Veo que la gente también se está adaptando bien, como yo. Subiendo las escaleras hacia mi casa cada tarde, veo a mis vecinos sentados allí. Sin hacer nada más: tan sólo mirándose, aprovechando las pocas palabras que les quedan para decirse cosas bonitas al oído. El otro día me fijé que ella le hacía una suave caricia en la mejilla y que él le decía ‘yo también te quiero’. ¡Tienen su propio código para decirse te quiero! Es una de las cosas más bonitas que he visto desde que han puesto este cambio.

Bueno no, miento. Lo más bonito que han hecho en este período ha sido lo que hace cada noche mi querido amor. No vive en la misma ciudad que yo, pero donde vive también se está aplicando esta nueva ley. Cada noche, tarde (muy tarde) me llama y, con una sonrisa que no puedo ver me dice:

-Sólo he usado 59 hoy. He guardado el resto para ti.

Le explico, brevemente, cómo ha transcurrido mi día y me lamento diciéndole lo mucho que le echo de menos. Él me hace preguntas breves y, cuando ya no le respondo él ya sabe que se me han acabado las palabras y entonces (sólo entonces) es cuando ocurre lo que más me gusta del día: me susurra dulcemente ‘te quiero’ 29 veces. Después de esto me quedo estirada en mi cama con el teléfono en la oreja escuchando su respiración.

Sé que Christie Nothing ha hecho un buen trabajo. Gracias a ella, estos pequeños momentos, se aprecian más, tienen más significado y, sobretodo, hace que la gente se quiera más y tenga más cuidado con lo que dice. Pero aún así, lo más importante es que la gente sonríe más porque, a falta de palabras siempre (siempre) nos quedan las sonrisas.


‘’¿Me ayudáis a seguir sonriendo?’’


Este relato lo hice para un concurso de Christie Nothing y tenía muchas ganas de compartirlo con vosotros (la imagen también es de ella).
*Laura.

3.4.13

I'm back.


 Y aquí estoy, de vuelta. La verdad es que, realmente, nunca me he ido de aquí. Solamente me he sentido perdida este tiempo. Faltaban palabras por decir, por escuchar, por escribir. Faltaban abrazos que dar, miradas que sentir, corazones que tocar, canciones que escuchar, palabras que me emocionaran, sonrisas que me enamoraran, sentimientos ocultos que no sabía expresar. Me faltaban muchas cosas, me sentía perdida, vacía; era un corazón bobeando para nadie. Pero me encontré. No sé cómo, no sé cuándo pero lo hice.

 Pensé que nunca jamás volvería a ser la misma. Pensé que nunca volvería a sentarme de esta manera, ni a ponerme las gafas para escribir, ni a sentir ansias por las teclas de este ordenador. Pensé que nunca me volvería a llegar tanto la melodía de una canción. Pensé que las palabras no tendrían sentido dentro de mí nunca más. Creo que pienso demasiado. Pensé mucho, pensé mundos y nada de eso se creó. Pasó justo todo lo contrario. Es bueno volver a ser la misma, es bueno volver a emocionarse al escribir, al sentir.

 ¿Quién dice que llorar es malo? Si te emocionas es porque sientes y hacía tiempo que no sentía algo así. ¿Acaso estas lágrimas no se están llevando la parte vacía de mí? ¿Acaso estas lágrimas no me están transformando en la persona que creí perdida? ¿Acaso este cansado corazón ha dejado de latir? (creo que no…)

 Tengo demasiadas cosas que contar y demasiadas palabras olvidadas. He olvidado cómo convertir una simple sonrisa en algo mágico, algo que la gente se estremezca al leerlo. (ah no, creo que recuperado la memoria) He olvidado aquellos ojos color miel pero he recuperado una sonrisa con miles de historias que contar. He olvidado cómo se echa de menos a alguien pero he recuperado a un ‘’alguien’’. He olvidado lo destrozada que estaba y he recuperado los trozos que faltaban de mí.

 Hace unas semanas quería comenzar algo pero no sabía por dónde empezar. Tenía miles de sonrisas guardadas pero no sabía a quién dedicárselas. Ahora ya sé por dónde empezar: voy a seguir coleccionando sonrisas y, en especial, la mía. 


''Take me to a place where doors are open,
a lovely little place where no one's broken.''

Gracias por todas y cada una de las palabras bonitas que me habéis escrito. 
Queridos soñadores: me habéis convencido totalmente, nunca querría irme de aquí.
*Laura.